Entre los cerros
y los vientos
El recorrido lo hicimos alrededor del triángulo que conforman los cerros titulares ubicados en la Alta Guajira. Este se fue haciendo visible en la medida en que caminábamos por la península de sur a norte y de occidente a oriente, mientras aprendíamos cómo los seres teriomórficos ⎯que existieron en tiempos transhistóricos, cuando aún no existían los humanos⎯ se convirtieron en cerros, vientos y piedras; cómo seres de mar pueden también ser de tierra; cómo ciertos hitos históricos marcan lugares que dejan huellas visibles en el paisaje.
La geografía ha moldeado las actividades humanas de los wayuu y este pueblo, a su vez, ha moldeado la geografía desde los significados y usos que le dieron a cada uno de los lugares que allí existen. Estos puntos en el paisaje y sus narrativas orales han permitido, a través de sucesivas generaciones, ordenar sus maneras de ver el mundo; a los seres que habitan el mar y la tierra y que hacen parte de su universo mitológico, y han determinado las maneras en que cada ser viviente o mitológico se define como femenino o masculino.
Cuentan algunas historias míticas de los wayuu que los tres cerros titulares de la Guajira bajaron de la Sierra Nevada en búsqueda de nuevos caminos. Otras narraciones afirman que venían del occidente de la Guajira. En los mitos recogidos por los antropólogos Perrin, Chaves, Bolinder y Caudmont1 Véase, Wilbert, Simoneau y Perrin, Folk Literature of the Guajiro Indians. , se recrea su viaje:
"Los tres hermanos (a veces presentados como dos hermanos y un amigo) andaban rondando por la Guajira en busca de agua y comida. Un día, al llegar a las sabanas de la parte central de la península, Epitsü les dijo a sus hermanos que se había enamorado de una mujer y que además estaba fascinado con ese lugar que tenía la forma de un pecho muy hermoso, refiriéndose a lo que hoy se conoce como el Cerro de la Teta. Los otros siguieron su camino hacia el Cabo de la Vela. Al llegar allí, Kama’ichi le anunció a su hermano que se había enamorado del mar, que deseaba ser pescador y que se quedaría a vivir allí para siempre. El tercer hermano viajó y llegó al borde de la península, donde se enamoró de la tierra fértil y el agua que corría. En ese lugar se asentó por el resto de su vida".
Cada uno se queda en un lugar asociado con sus deseos. El elemento común en estas narrativas es la familiaridad que marca los espacio, la presencia de una relación de parentesco entre los cerros hermanos que nunca se deja de nombrar. No obstante, en algunas narraciones de la Alta Guajira se excluye a Kama'ichi y se incluyen los cerros de Los Monjes llamados también Waliraajo'u.
El triángulo da cuenta de un trayecto-jornada, de una micro geografía y entorno ambiental, pero también de cómo geografía y paisaje se construyen desde las relaciones de parentesco y sociales entre múltiples seres vivientes y míticos. En el mundo social, familiar y cultural wayuu, el territorio se percibe como un espacio ancestral que se hereda por línea materna y nunca se pierde.